Hoplita Wines es una bodega boutique familiar situada en el Casco Antiguo de Logroño. La bodega se propuso recuperar la elaboración del vino en el pleno centro de Logroño. Es la única bodega que está en pleno centro de Logroño. Recuperaron la elaboración de vino en la antigua bodega histórica de Logroño como ya hacían sus antepasados. Quisieron elaborar de nuevo en esta bodega histórica y actualmente, Hoplita Wines, es una bodega boutique. En esta bodega podrás experimentar dos tipos de enoexperiencias del vino en La Rioja como Hoplita and Friends. Se ubica en 3 edificios de principios del siglo XVI, probablemente de la primera década del siglo XVI. Algunos de estos edificios están documentados en el 1521.
La entrada principal de la bodega formó parte del palacio del Conde de Murillo y Bornos; conservamos varias cartas del conde de Murillo de principios del siglo XVIII que nos permiten entender como era la alta nobleza de la época. Es la única bodega que se ha conservado en toda la manzana, aunque había descritas hasta cuatro, el resto de bodegas desaparecieron entre final del siglo XIX y el XX. Esta bodega, según el catastro del Marqués de la Ensenada de 1751, tenía 8 cubas con una capacidad de 1300 cantaras de vino (algo más de 30.000 kilos de uva) y era propiedad de María Teresa Galbete y posteriormente de los Marqueses de Orovio.
El proyecto familiar es liderado por Elvira. Proviene de un pasado de viticultores y elaboradores de vino desde finales del siglo XV y en nuestra generación desde 2004. Hoplita wines fue pionero en la elaboración del vino dulce por excelencia de La Rioja, el supurado, vinificándolo con técnicas modernas. Además de viticultora, es doctora en Química y licenciada en Bioquímica y centra su trabajo en conservar la tradición y ponerla en valor a través de innovaciones, alguna de ellas disruptivas. La bodega de Hoplita, con su singularidad e historia, hacen de este sitio un destino perfecto que visitar en Logroño. Cada rincón del casco antiguo guarda un pedazo del pasado, y tras la visita, nada mejor que perderse por la famosa calle Laurel, epicentro del tapeo riojano, para saborear la gastronomía y esencia local.
